martes, 30 de marzo de 2010

De cigarrillos a medias y más cosas

No sé si ya es hora de volver la vista atrás, ni siquiera si ya tengo la edad para hacerlo, pero hoy mientras miraba un cigarrillo que se había consumido en el cenicero, pensé en muchas de las cosas que se quedaron a medias en mi vida.
Las odiosas clases de ese curso de inglés que empecé con toda la ilusión del mundo y que allá por la quinta sesión y después de tener claro como se decían, mesa, puerta, buenos días y ventana dí por concluido, no sin antes tener asumido que el inglés no formaría nunca parte de mi vida.
La salsa, baile al que amo con devoción, pero que mi condición física me impide practicar en una lucha permanente con el cansancio y la derrota del día siguiente.
Amigos a los que por una u otra causa dejé en el olvido y a los que después de tantos años he reencontrado en las páginas del face. Para que después digan que internet no sirve para nada.
El segundo curso de lengua de signos, preciosa forma de entenderse con personas sordas y que después de terminar el primero y no practicarlo, caes es la cuenta de que todos esos signos se borran de tu cabeza de un plumazo.
A medias se quedan tambien las dietas, la mayoría de las veces, utilizar la crema anticelulítica y la hidratante...
Los libros que en su descanso reposan sobre la mesita de noche o la estantería, libros sin desvirgar con ese olor tan característico de libro nuevo y que acompañan a otros congéneres que ya he empezado pero que soy incapaz de terminar.
Peleas dialécticas que por cansancio, hastío o simplemente por salvaguardar las formas terminé antes incluso de que comenzaran.
Estoy segura de que cientos de cosas se quedan en el tintero, pero como los cigarrillos a medias formarán parte de mi vida.